Saturday, May 08, 2010

CORONAS FUNERARIAS EN EL RÍO BRAVO

A Rulfo
Hay una cifra, 904 muertos


Es en la frontera
en donde muere la gente obstinada,
asesinada a bala,
a mordidas de perros
cazadores de hombres,
a torturas en calabozos
clandestinos
en mitad del desierto,
erigidos lejos
del Río Bravo;
en tierra firme
del Estado soberano de Texas o Arizona,
muere gente,
que atravesó el Río Bravo
y llegó a la otra orilla
chorreando agua
que muchas veces
no termina de evaporarse
de sus camisas,
que cubren las espaldas mojadas,
cuando caen asesinados a bala
de fusil
o a pistoletazos de gruezo calibre.
Es guerra unilateral
de aposta y a mansalva
que trata de atajar,
para que no se convierta en oleada,
la marea de gente
pugnaz
emperrada en trabajar
de sol a sol
en los campos de coles
lechugas tomates,
naranjos limoneros,
es gente color del cobre
que soporta con pundonor cerril
la carga de abundancia
que ahora brota por doquier
en lo que fue
su sagrada Tierra Madre.
Talvez,
siguen tratando de llegar
a ella
como los salmones
que remontan al filo de la muerte
las aguas nativas.
Talvez,
esta gente común
se abalanza
empujada por el instinto
y la saudade
por la atávica Tierra Madre
de la cual se conoce
que no cambiará su naturaleza
por el mero hecho
de haber sido tomada y ocupada
fugazmente
por una invasión centenaria
muy endeble
a la luz del universo infinito.

De cualquier manera
los supervivientes,
tribus, clanes
horda cósmica
seguirán remontando
la correntada de la vida
que es tan conjetural y poderosa
como el espacio y el tiempo,
la singularidad del viento solar
y el todopoder de los agujeros negros.

Faustos Dimitrakis, Amarales/ 2004